Nuestra Historia
El ISEL es un Proyecto que busca conformar una comunidad educativa autónoma y responsable, apoyada en valores. Es el resultado del trabajo consciente de mujeres y hombres comprometidos con la propia actividad profesional, cuyas particularidades se comenzaron a forjar en este lugar desde el año 1973.
La experiencia del Colegio Público y nuestra propia experiencia y participación en las actividades educativas que la institución impulsa y sostiene de manera ininterrumpida desde 1991, corroboran que cuando prevalece la seriedad, transparencia, responsabilidad, respeto por los destinatarios del quehacer y se integran las voluntades, los procesos se inician sin otro esfuerzo que el que demanda diseñarlos, administrarlos y evaluarlos.
Posicionados en el Proyecto Institucional, seleccionamos las carreras iniciales entre un abanico de posibilidades; no obstante la diversificación fue, es y será, una condición que acompaña el avance del conocimiento, las necesidades que se perfilan en materia de formación de profesionales y el desarrollo que demanda la propia comunidad.
Fecha de creación: 10/03/2004
Fecha de inicio de actividades: 10/08/2004
El escudo:
El escudo del ISEL comenzó a definirse conceptualmente el 9 de noviembre de 2006, fecha de la firma de los primeros certificados analíticos emitidos por la institución. Por un especial pedido del instituto, fue diseñado por el dibujante Eduardo Santellán.
El escudo está compuesto por dos imágenes y el nombre del instituto: una hoja de Ginkgo Biloba y un arco que puede verse en la entrada del Colegio Público de Martilleros y Corredores del Departamento Judicial de Lomas de Zamora. El Ginkgo Biloba es un árbol que precede a la humanidad y ha sobrevivido a una de las acciones más incomprensibles del hombre: la guerra. Habita en la tierra desde hace más de 250 millones de años, permaneciendo sin cambios a través de las eras geológicas. No se le conoce enfermedad alguna y ha resistido plagas, tal vez debido a su adaptabilidad y austeridad. Originario del este de China, fue descubierto por los europeos en Japón en el siglo XVII. Con sus ramas rígidamente ramificadas y sus hojas curiosamente modeladas, es un árbol de gran dignidad en su apariencia. El paleobotánico Sir Albert Seward (1938) lo describe así:
“Apela al alma histórica: lo vemos como un emblema de la inmutabilidad, una herencia de mundos demasiado remotos para que nuestra inteligencia humana comprenda, un árbol que tiene en su custodia los secretos del inconmensurable pasado.”
En septiembre de 1945, en Hiroshima, tras el lanzamiento de la bomba atómica, se examinaron las plantas y los árboles del área del epicentro. Un Ginkgo situado junto a un templo, a aproximadamente 1 km del centro de la explosión, brotó sin deformaciones mayores, a pesar de que la construcción misma fue destruida. El sitio del templo en Housenbou era más pequeño después de la guerra, y se pensó en transplantar o derribar el Ginkgo para reconstruir el templo. Sin embargo, se decidió dejarlo allí. El templo ahora tiene peldaños en el frente protegiendo al Ginkgo dentro de una forma de U, con la inscripción “No más Hiroshima”, considerándose así un “portador de esperanza”.