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El Guernica de Picasso, 80 años entre la monstruosidad y la belleza

El lienzo, una de las obras de arte más representativas del siglo XX, fue inspirado por la noticia de un bombardeo alemán sobre una localidad vasca.

3 de junio de 2017

Fuente: Aristegui

Un día como hoy hace ochenta años, Pablo Picasso terminaba el Guernica, una de las obras de arte más representativas del siglo XX.

La inspiración de Picasso para la escena representada en esta pintura fueron los bombardeos efectuados por la aviación alemana sobre la villa vasca que da nombre a la obra.

El artista conoció la tragedia de segunda mano, a través de los testimonios fotográficos publicados por la prensa, incluido el periódico francés L’Humanité.

“A pesar de ello, tanto los bocetos como el cuadro no contienen ninguna alusión a sucesos concretos, sino que, por el contrario, constituyen un alegato genérico contra la barbarie y el terror de la guerra”, señala el Museo Reina Sofía, recinto que exhibe la obra desde hace 25 años.

“Concebido como un gigantesco cartel, el gran lienzo es el testimonio del horror que supuso la Guerra Civil española, así como la premonición de lo que iba a suceder en la Segunda Guerra Mundial”, detalla el texto curatorial del museo español.

“La sobriedad cromática, la intensidad de todos y cada uno de los motivos, y la articulación de esos mismos motivos, determinan el extremado carácter trágico de la escena, que se iba a convertir en el emblema de los desgarradores conflictos de la sociedad de nuestros días”, agrega.

El lienzo fue completado en 1937, año en el que formó parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París.

Se trata de un periodo en el que Picasso, un hombre maduro y ya una figura consagrada internacionalmente, sufre diversas crisis artísticas al mismo tiempo que ve surgir nuevas corrientes en las que no participa, como el surrealismo de Dalí, Buñuel o Miró.

De forma progresiva, la obra de Picasso comenzó a estar tristemente marcada por una sensibilidad hacia todo lo que en la modernidad hace peligrar el espacio familiar, que desde 1925, se ve invadido de forma progresiva por cuerpos rotos o desmembrados y por escenas de acción furiosa y estática y situaciones de violencia, miedo o dolor.

Desde ese momento, pueblan su arte monstruos y fantasmas. A medida que avanzan los años veinte, los rostros exaltados y los fantasmas que rondan los interiores del artista se vuelven más gigantescos y autosuficientes hasta acabar aventurándose, hacia 1930, a salir al espacio exterior.

Sin embargo, dieciocho meses antes de pintar Guernica, Picasso entró en una fase de dudas e, incluso, de cierto bloqueo artístico que contrastó con la vitalidad de otros momentos en su carrera.

T.J. Clark, uno de los responsables de la exposición que el Museo Reina Sofía creó con motivo el aniversario de la pieza, explicó que el Guernica, para varias generaciones de todo el mundo, se ha convertido “en la escena trágica de nuestra cultura”.

“A pesar del dolor inapelable, la imagen es un revulsivo. Guernica es, fundamentalmente, la defensa universal del humanismo“, puntualizó.

(Con información de Ntmx y Museo Reina Sofia)