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Pobreza cero en Argentina: ¿meta o utopía?

El reto que se ha propuesto el Gobierno es inviable para muchas organizaciones sociales, pero al menos está en la agenda

Por Florencia Tuchin

23 de mayo de 2017

Fuente: El País

¿Será posible reducir la pobreza en la Argentina durante la gestión del presidente Mauricio Macri? El gobierno prometió que se iba a trabajar para alcanzar la meta Pobreza cero. Sin embargo, el escepticismo es lo que predomina entre muchos referentes sociales, quienes creen que la reducción de pobreza es una utopía a la cual el país no se estaría ni siquiera acercando.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República (Indec), unas 600.000 personas salieron de la pobreza durante el primer año de gobierno (2016) —actualmente, el 30,3% son pobres—. Este dato difiere del desarrollado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), según el cual hay un millón y medio de pobres nuevos durante el mismo periodo, es decir, un 32,9% de la población. En los últimos 25 años, el suelo siempre ha estado por encima del 20%, lo que indica un nucleo duro de pobreza que permanece en niveles muy altos.

“El gran valor de la propuesta pobreza cero es el reconocimiento de que existe un problema importante en Argentina. Hoy el tema está en agenda. Si bien la meta no es alcanzable, me parece una osadía política que el Gobierno quede comprometido a reducir la pobreza”, dice Agustin Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

Según el Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2017 del PNUD, la Argentina de hoy muestra luces y sombras que impulsan a explorar senderos posibles para encarar una dinámica de desarrollo sostenible. En la dimensión del crecimiento económico, cuenta con una importante acumulación de capital humano; un sector agropecuario moderno y productivo; un sector industrial heterogéneo, con industrias de punta que coexisten con un amplio sector informal de pequeñas empresas muy poco competitivas, y unos servicios también heterogéneos, compuestos por segmentos de alta productividad y otros donde es muy baja. Ello se traduce en la conformación de mercados de trabajo caracterizados por un alto nivel de precariedad e informalidad laboral.

Según el instituto de estadística, unas 600.000 personas salieron de la pobreza durante el primer año de gobierno de Macri

“Desde hace ya varias décadas, la macroeconomía presenta una elevada volatilidad, con períodos de aceleración seguidos de recesiones o de crisis profundas, que redundan en una tasa de crecimiento promedio menor que la potencial. Asimismo, la infraestructura presenta cuellos de botella que también restringen el crecimiento, y que especialmente se relacionan con la existencia de un sistema financiero muy poco desarrollado y de carencias en la infraestructura eléctrica, vial y de transporte. Finalmente, la innovación productiva, motor clave del crecimiento a largo plazo, plantea desafíos: si bien el gasto en investigación y desarrollo se ha incrementado, aún dista del alcanzado en economías comparables y en las economías más desarrolladas”, señala el Informe del PNUD.

“El problema que tiene la política argentina es la falta de acuerdos”, enfatiza Juan Carr, fundador de Red Solidaria. Según el referente social, la Asignación Universal por Hijo (AUH), una de las políticas sociales puestas en marcha por el kirchnerismo, fue una de las medidas que mayor impacto tuvo en la lucha contra la pobreza. Carr asegura que se necesita un acuerdo de la magnitud de la AUH para que haya acciones dedicadas a combatir el hambre.

En relación a los planes sociales, Salvia opina que constituyen un ingreso muy importante para una parte de la población sometida a una situación de exclusión estructural. “Los programas sociales logran garantizar una mejor subsistencia, pero no permiten salir de la pobreza. De todos modos, van a tener que continuar por mucho tiempo”, enfatiza.

La desocupación es uno de los factores que más preocupa a Juan Carr: “La solidaridad puede hacer que un comedor tenga comida, pero no puede generar empleo”. Además, señala que desde el 2003 no se iba en retroceso en relación a la falta de puestos de trabajo. “El empleo además de ser un ingreso, dignifica a las personas”, agrega. Desde la misma perspectiva, Salvia dice: “Necesitamos que la pequeña y mediana empresas generen más puestos y de mejor calidad. De esa manera, la pobreza puede llegar a bajar entre dos o tres puntos”.

Por otro lado el Informe de PNUD, dedicado a analizar el panorama del Desarrollo Sostenible en Argentina, destaca que en el plano de la salud, la situación epidemiológica es dual, pues enfermedades transmisibles y altas tasas de mortalidad materna (típicas de los países subdesarrollados) coexisten con enfermedades no transmisibles (típicas de los desarrollados). Si bien el sistema de salud es universal, presenta circuitos diferenciados de calidad. El sistema educativo padece problemas similares en cuanto a la fragmentación y la diferenciación de circuitos según calidad. Asimismo, si bien las tasas de matriculación son elevadas, la situación es particularmente seria en la de graduación de la escuela secundaria.

El gran valor de la propuesta pobreza cero es el reconocimiento de que existe un problema importante en Argentina. Hoy el tema está en agenda

La desigualdad en la distribución del ingreso tendió a revertirse en los últimos lustros después de la crisis de 2001-2002, pero todavía se está lejos de alcanzar los niveles de igualdad característicos del país hasta mediados de la década de los setenta. “Asimismo, a pesar de haberse registrado avances importantes en el ámbito de la educación en términos de igualdad de género, persisten desigualdades importantes en la brecha de ingresos, la distribución del uso del tiempo, el acceso a puestos de decisión y la violencia contra las mujeres. Finalmente, si bien Argentina es un país eminentemente urbano, presenta un importante déficit de vivienda, y síntomas preocupantes de segregación residencial entre barrios cerrados en que viven sectores de altos ingresos y villas miseria y asentamientos irregulares. A su vez, la inseguridad es un tema prioritario para la población, mientras que el acceso a la justicia presenta falencias, en especial entre los sectores más carenciados”, enfatiza el informe de PNUD

Pobreza cero es una aspiración que deberíamos tener todos como seres humanos. Esa es la opinión de Toty Flores, exdiputado nacional. Fundó la Cooperativa La Juanita y lideró el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza, que caracteriza por rechazar a los planes sociales. Los considera una herramienta para manipular a los pobres y cree que borran la cultura del trabajo. “La pobreza se soluciona con inversiones en infraestructura social, construcción de caminos, de cloacas y dando oportunidades a las personas para que se instalen en el mercado de trabajo. No podemos permitir que un tercio de la población no tenga posibilidad de inserción social”, añade Flores.

Ashoka es una organización global que promueve la cultura emprendedora y la innovación social. Facilita puentes entre distintos actores de la sociedad: personas, organizaciones sociales, universidades, empresas y sector público para estimular procesos de impacto que tiendan a un mundo más inclusivo y sustentable. “Necesitamos un Estado que trabaje con las personas, no para las personas. Se puede llegar a un modelo de pobreza cero si se trabaja de manera mancomunada entre los diferentes sectores. Si el estado se une al emprendedor social y al sector privado se van a obtener resultados de mayor escala, innovación y capacidad de acción. De esta manera, se pueden generan procesos que impacten realmente en la sociedad. El emprendedor social, con la escala del gobierno, puede llegar a crear cambios a nivel nacional”, cuenta Emilia Ganem, coordinadora de comunicación de la organización en Argentina.

En los centros comunitarios de los barrios más vulnerables, los referentes se muestran preocupados por la falta de oportunidades y el aumento de desempleo. Los Bajitos es una organización social ubicada en el Partido de Tigre, provincia de Buenos Aires, que funciona como comedor y reúne a los vecinos para realizar diferentes actividades. “En diciembre de 2015 asistían al centro en promedio 300 personas. En el mismo mes de 2016 llegamos a recibir 400. Ahora vienen más de 500”, relata Cristina Gerez, Coordinadora General de la institución.

La mejor escuela, la mejor parroquia y el mejor club tienen que estar en los barrios vulnerables. Ese es el lema del cura José María Di Paola, más conocido como Padre Pepe. Él siguió la misión de Carlos Múgica para volverse un referente de aquellos jóvenes que quieren alejarse de la violencia y convertirse en líderes positivos. El cura trabajó más de 20 años con comunidades en condiciones de vulnerabilidad, estuvo en villas de la ciudad de Buenos Aires y también en barrios en la provincia de Santiago del Estero. Hoy se encuentra a cargo de La Parroquia San Juan Bosco y trabaja para mejorar la calidad de vida de los habitantes de las Villas: Carcova, Independencia, 13 de Julio, Villa Curita y Barrio Nuevo a través de proyectos socio-educativos pastorales y comunitarios.

“Existe una crisis social de fondo tan grave que va a llevar mucho tiempo arreglarla. La crisis tiene que ver con el mundo del trabajo, de la producción y la capacitación. Existen grandes desigualdades. Este tipo de cosas la política argentina no las charla. Están concentrados en cuestiones de imagen y discuten si hubo o no corrupción. Todavía van a tener que pasar muchos gobiernos para superar la crisis del 2001”, enfatiza el Padre Pepe.

Además, el cura cuenta que en los barrios, falta un camino de desarrollo de instituciones para la contención social: “Si un chico en una villa va a una escuela buena, a una parroquia buena y a un club bueno, es posible que esté más incluido y desarrolle mejor sus capacidades. Esos son los espacios que pueden generar oportunidades. Nosotros creemos en la educación dentro del barrio, la escuela no debería estar lejos”.